La
escuela es un lugar donde además de preparar a los individuos para que hagan
parte de la sociedad que los ha acogido, los responsabiliza de su conservación
y de su transformación. Se denomina como el escenario de formación a la
escuela, dentro de ella se estructuran los elementos pedagógicos, metodológicos
propios de la orientación de los procesos enseñanzas aprendizaje.
Las
tres metas fundamentales de la enseñanza-aprendizaje, la retención, la
comprensión y uso activo del conocimiento, el conocimiento generado tiene el propósito que debe ser un conocimiento no
acumulativo si no actuado en el cual se enriquezca la vida de las personas y se
les ayude a comprender el mundo y poder desenvolverse en el sin ningún problema,
de esta forma la escuela es un espacio de interacción, construcción y
desarrollo de potencialidad para la comprensión del mundo, sus relaciones y sus
posibles transformaciones.
La
escuela como un escenario de socialización deberá configurarse como un lugar
propicio para que los sujetos que asisten a ella se sientan incluidos y
motivados a ser ellos mismos, deberá seguir siendo pensada alrededor de los
posibles sujetos que bajo un criterio de lo humano son educables. En la
construcción de argumentos colectivos de inclusión de la diferencia y en la
constitución de marcos comunes para vivir la equidad, educar en esta
perspectiva es introducir a las nuevas generaciones en los patrones culturales
de la sociedad y prepararlos para su recreación.
Si
bien la escuela se complementa en el proceso de socialización que los sujetos
traen de sus familias, la escuela y la familia suscriben un pacto en el que la
primera se compromete de manera firme a entregarle a la sociedad un individuo
competente y profesionalmente capaz, un sujeto que sea respetuoso de los
valores y tradiciones de la comunidad a la que pertenece, un individuo
autónomo, responsable y con capacidad de modificar lo existente o de legitimar
el orden establecido con base en criterios éticos y morales.
El
objetivo de formación del otro sería convertirlo en un sujeto competente para
desempeñar la función a la que esté destinado, haciendo de la estructuración
del acto educativo un proceso coactivo, predictivo, es decir una práctica
educativa reduccionista e instrumental, en tanto se proyecte el proceso
educativo en el que se delimita un espacio de tiempo específico.
Educar
para la acción es romper lo previsto e irrumpir en lo imprevisible e impredecible,
así la actividad educativa plantea una acción novedosa ligada al relato,
discurso, lenguaje en los cuales la pregunta por él quién eres tú contiene una
subjetividad una biografía una historia. Identidad como un proceso de la
interacción que se da entre la naturaleza interior de los sujetos y la
naturaleza exterior del mundo.
Donde
hay comprensión en la que el sujeto toma conciencia de sí y por tanto tiene
actitudes que le permiten confrontar su expectativa vital y retroalimentar
hacia el entendimiento. Donde la escuela debería pensarse ya no solo como un
centro del conocimiento el saber y el aprendizaje si no como un escenario de
socialización cuyo propósito sería responder la relación entre el sujeto que
educa, el proceso a través del cual se educa la intención formativa y la
estructuración institucional que se debe configurar para favorecer dicha formación.
En el mundo de la vida se tejen los diversos sentidos que le dan contenido a
las actitudes, los valores, las normas y diversas formas de interacción, en el
se delimita el espacio de calidad de vida.
La
pregunta por la educación moral debe ser pensada desde dos dimensiones, una
primera más centrada en el desarrollo de estructuras mentales que permitan la configuración del
juicio y la argumentación moral, los diferentes elementos de orden
administrativo curricular, pedagógico y didáctico que entraman el ámbito
escolar requerido para dar curso a dicho proceso la conjugación de estas dos
dimensiones proporcionan una perspectiva de orden institucional, real y
específica, demandada para dar respuesta a la pregunta por la formación
ciudadana de los niños, niñas jóvenes maestros y demás adultos, lo cual a mi
modo de ver, tiene su génesis, como ya se venia insinuando, en la vinculación
de estas dos dimensiones y no solamente en una cuestión de derechos como
aparentemente se nos viene presentando.
Referencias bibliográficas.
Echavarría Grajales, Carlos Valerio, "La
escuela un escenario de formación y socialización para la construcción de
identidad moral."
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